La Selección necesita aliento.
Durante las eliminatorias para el mundial de Alemania, Los Borrachos del Tablón dejábamos la vida para que nuestro seleccionado nacional se sintiera como en casa, jugando en el Monumental.
En el transcurso de esos dos años, juntamos dinero con rifas y entradas de los recitales en River, hasta alcanzar una suma cercana a los U$S 100.000. Éstos se destinaron a costear los pasajes aéreos, la estadía en un camping de Múnich y un micro que nos trasladaría a los 45 barras que logramos viajar.
Quienes repasen los partidos de aquel mundial, notarán que Argentina jugó de local.
Nuestra presencia marcaba la diferencia, éramos el motor de los estadios y, hasta Susana Giménez revoleaba su abrigo en alto, al compás de los bombos de Los Borrachos del Tablón.
Está claro que esta “ventaja” que tenía la selección argentina, no era vista con buenos ojos por parte de la FIFA y el Comité Organizador Alemán.
Fue así, como después del partido contra Holanda, disputado en Frankfurt, fuimos encerrados por la policía alemana y notificados por un alto funcionario de FIFA que se nos expulsaba de todo el mundial, aduciendo que, en el referido encuentro, nos habíamos cambiado de butacas. Era cierto, es que para poder alentar a Argentina necesitábamos estar todos juntos, y ello no era posible porque nuestras entradas no eran correlativas y estaban a considerable distancia una de la otra.
A partir de dicha expulsión, todo fue desolación. Alan Schlenker intentó pedir ayuda a la gente de AFA, pero éstos no se hicieron cargo. Intentó dialogar con periodistas argentinos para exponer lo injusto de la sanción, pero no le llevaron el apunte. Por su parte, el entrenador Pekerman se escondió cuando fue visitado, en busca de ayuda, por la concentración de Gelsenkirchen.
Cómo LBT nunca abandonamos, Alan acudió a un abogado en Múnich, especialista en fútbol, quien fue recomendado por ultras del Bayern Múnich. El letrado leyó el reglamento de FIFA y advirtió que estar cambiado de butaca se sancionaba con la expulsión de ese único partido, más no del resto del mundial, tal como nos habían notificado a LBT.
Con este simple argumento, en tiempo récord, el tribunal de justicia de Frankfurt falló en contra del Comité Organizador Alemán y de FIFA, y a favor de 45 “sudacas” estigmatizados por la prensa -evidentemente en Alemania todos somos iguales ante la ley-.
Para ese entonces, ya había transcurrido el encuentro en Leipzig contra el seleccionado de México y se venía un partido decisivo, en Berlín, ante el anfitrión.
En esta ocasión, sabiéndonos vulnerables y desprotegidos, decidimos no llamar la atención y asistir al estadio cómo un grupo de amigos, sin banderas ni bombos. Esa vez, nuestra selección no recibió el aliento que la había acompañado y, casualmente, o no, Argentina fue eliminada.
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